Buggys... ¿Solo eran los de antes?

En los últimos años algunas de las terminales más importantes del mundo han desarrollado autos prototipos con fuertes reminiscencias de nuestros queridos Buggys. Claro que ahora se trata de “concept car”,  provistos de tecnología de punta y desarrollados a partir de las tendencias de avanzada que esas fábricas han concebido para sus autos de calle.

Por cierto, se percibe una fuerte influencia de los autos de Rally, tanto en sus líneas de agresivo estilo “off road” como en la combinación de habitabilidad, confort, robustez y, fundamentalmente, procurando dar un “mensaje” al que mira el auto. Probablemente debamos advertir que uno de los valores principales de los Buggys de los viejos tiempos no esté presente en estos nuevos ejemplares: la sencillez mecánica que invita al usuario a “meter mano” sin necesidad de ser un experto. Pero, convengamos, que ésta es una tendencia general de la industria automotriz, desde el advenimiento de la inyección y la distribución electrónica y, más recientemente, la unidad central computarizada o “caja negra” que concentra la responsabilidad de administrar las funciones principales del vehículo. Veamos alguna de las principales expresiones de la industria actual que tienen ese inconfundible “aire de Buggy":

Se trata de un prototipo de dos plazas, con 3,96 metros de largo, 2,00 metros de ancho y apenas 1,49 de alto. Con ejes distanciados casi 2,75 metros, lleva las ruedas hasta los extremos del vehículo procurando una mayor sustentabilidad, así como un estilo moderno y agresivo. Tiene dos motores diesel; uno en la parte delantera del “cockpit” y otro por detrás del mismo. Cada motor, es de cuatro cilindros, doble árbol de levas y posee  2.168 CC, que erogan una potencia de 181 CV, totalizando 362 CV.  Con dispositivos que reducen drásticamente la emisión de elementos contaminantes,  el Hoggar libera los gases de cada motor mediante gruesos escapes de laterales de acero, uno correspondiente a cada motor, lo que termina de definir una línea agresiva de gran personalidad. Esa simetría se corresponde son las grandes tapas de combustible en ambas “caderas” que permiten almacenar 80 litros de gasoil en cada uno de los dos tanques con que viene provisto el “Concept buggy” de Peugeot.

Apoyado en las últimas tendencias, el Hoggar está equipado con una caja de cambios automática con opción de uso secuencial y, por si esto fuera poco, puede operarse desde el piso o desde el volante, al estilo de la F1 y los autos más importantes de las fábricas que poseen escudería en esa categoría. Chasis estructural fabricado en fibra de carbono, llantas muy importantes de 21 pulgadas de diámetro y dos grandes arcos laterales de acero dan una imagen de “artefacto de exploración lunar”, más que de un salta duna terrestre. Una semi-carrocería con parabrisas apoyado abajo y a los lados pero sin sujeción en la parte superior, dan un aspecto ágil y de “medio equipamiento” que evoca a nuestros viejos buggys. Finalmente, un tablero dominado por dos grandes relojes ubicados en forma simétrica, que permiten monitorear cada motor por separado, relojes de medición de las temperaturas de los fluidos, brújula, inclinómetro y el ya infaltable GPS con información vital para el recorrido lunar que imaginamos. En oportunidad del Salón del Automóvil de Buenos Aires realizado en 2005, algunos afortunados tuvimos la grata sorpresa de encontrarnos con este “aparato” expuesto en el Predio de La Rural, lo que, para muchos justificó la visita y el costo de la entrada, sin desmerecer  otros vehículos como el “Hummer H2”, el nuevo “Ford GT40” y el rediseñado “Concept Shelby GT” claro!

El HOGGAR de Peugeot

Un “buggy” muy especial equipado con dos motores Diesel; uno en cada tren.

Y CITROËN no se quedó atrás...

La casa de las dos “V” invertidas, la segunda de la trilogía gala, presentó en el Salón de Madrid de 2006 el C-Buggy, un prototipo que según sus fabricantes representa la visión que la casa Citroën tiene de los vehículos citadinos, en este caso, con un toque de divertimento adicional propio de un todo-terreno. Con un diseño fuertemente ágil, dinámico y juvenil, el C-Buggy transmite una idea de despreocupación y alegría que, seguramente, fueron objetivos del equipo de diseño francés.

Ya en Bolonia, en oportunidad de ese prestigioso salón italiano, la marca presentó un auto de concepto que se acercaba a este vehículo, sin llegar a ser un Buggy, pero con claras señales de la dirección en que iba el diseño de esta serie de vehículos; nos referimos al C-AirPlay, que llamó la atención de los observadores que piensan que el Buggy tiene aún una nueva vida por vivir.

El C-Buggy posee dos plazas, no tiene techo ni parabrisas, y las tradicionales puertas dejan su lugar a grandes aberturas, que aportan un nuevo espacio visual a los pasajeros. Una vez más estamos en presencia de lo que denominamos “media carrocería”.

Con 3,45 metros de largo, 1,91 metros de ancho, 1,34 metros de alto y una distancia entre ejes de 2,24 metros este Buggy alcanza un peso neto de 850 kilogramos. Está montado sobre un chasis modular, con llantas de 17 pulgadas y un motor naftero de 1,6 litros y 155 CV de potencia y está provisto de tracción integral a las 4 ruedas.

En su interior, cuero y metal se alternan en un diseño moderno y colorido. Por último, una consola clara y detallada permite obtener la información básica del comportamiento del motor y la marcha del vehículo. Al ser un auto de tipo citadino pero con “onda” off-road, se ha provisto al C-Buggy de un equipo de sonido portable; esto es, que luego de cerrar el contacto y bajarse del auto, es posible llevarse el equipo de música a caminar con uno. El C-Buggy también cuenta con un considerable equipamiento de seguridad, que contempla cinturones de seguridad “arnés”, airbags, arcos transversales de seguridad de diseño innovador para cada ocupante y una carrocería fuerte y de formas redondeadas. Podría decirse, muy “feng shui”.